#02 , Casa de vacaciones para Edmond de Rothschild

Oscar Niemeyer , 1965

Con una pureza digna del uso más poético de la técnica de fondo y figura, una clara geometría flotaría en medio del desierto de Cesárea, Israel.

Se trata de la poco conocida interpretación de la casa patio árabe de Oscar Niemeyer, la nunca construida; Casa Rothschild, un ejercicio de simplicidad y modernidad arquitectónica del cual podemos aprender infinidad de lecciones a pesar de su estado inconcluso.
Si nos adentramos en los archivos de la Fundación Niemeyer, no nos puede pasar por alto la calidad y el potencial que encerraba este pequeño proyecto realizado en 1965 por el arquitecto brasileño.

De entre las múltiples lecturas que ofrecen las obras inconclusas, destaca la habilidad para balancearse en un continuo diálogo entre opuestos que ofrece este proyecto. Definiéndose como un elemento de geometría euclidiana pura, en contraste con el entorno orgánico. Un paralelepípedo flota con fragilidad en mitad del desierto. Con una profunda calidad todavía contemporánea, el objeto se descubre como un continuo volumen que sutilmente se adapta en sus texturas para dar respuesta a las distintas orientaciones de cada una de sus fachadas. Disolviendo así en un gesto de modernidad la idea de ventana, cada una de las caras de este paralelepípedo ofrece una respuesta diferente, desde un seguido de rítmicos parasoles verticales en la fachada occidental que cambian de escala en su lado opuesto para ofrecer un mayor marco hacia las vistas del desierto des del patio. Hasta una muda fachada sur, completamente ciega, ofreciendo la protección necesaria para la creación de este oasis. El patio central que se abre al cielo a través del prácticamente único gesto orgánico que Niemeyer inscribe en el proyecto, dado el intencionado contraste de formas puras ante un entorno natural que constituye la casa, su poético uso de la curva tan característico se limita a esta relación con el cielo, con el espacio abierto, a través de un corte orgánico inspirado en una nube, la cubierta se abre para dejar entrar la luz, una curva que interactúa también con la piscina en su reflejo, dotando de gran calidad arquitectónica este espacio abierto o semiabierto a voluntad.

Y ahondando un poco más en este discurso de juego de opuestos, destaca también la hospitalidad y gran calidad del interior, en contraste con la agresividad del entorno en que nos encontramos y la simplicidad del volumen del edificio, se dota al interior de una gran calidad y riqueza.
Así de poético, inspirador y contemporánea es la interpretación de la casa árabe de Niemeyer, que presenta claras resonancias del trabajo de otros grandes arquitectos coetáneos como Le Corbusier, y deja huella en trabajos de generaciones posteriores, como algunos de los proyectos de Alberto Campo Baeza en su tratamiento del patio como un oasis que se abre al cielo, aislado del exterior.

Es pues nuestro deber reivindicar la gran calidad de este proyecto, que sin estar terminado o construido, resulta un ejemplar ejercicio de simplicidad, pureza y calidad arquitectónica empleando una frescura que le da un carácter fuertemente contemporáneo, todavía ahora, prácticamente 60 años después de su concepción.  

Autor: Oscar Niemeyer
Ubicación: Desierto de Cesárea, Israel.
Año: 1965

Artículo: Unbuiltarch,
Enlaces de interés:
www.niemeyer.org.br/obra/pro119
taller7ssm.files.wordpress.com/2008/11/f10_casa-rothchild-en-israel-on.pdf
ofvx.tumblr.com/post/630910853217239040/oscar-niemeyer-casa-de-vacaciones-para-edmond-de