Hyphae,

Noemí Díaz Pérez

Hyphae es el resultado formal de un análisis arraigado al lugar, Logroño, cuyo elemento central es el champiñón.

Las condiciones del cultivo del champiñón hacen que el corazón de hyphae sean unas bodegas subterráneas que aprovechan la inercia térmica del terreno a través de la observación de la arquitectura tradicional. La inercia amortigua los cambios bruscos de temperatura, favoreciendo unas condiciones higrotérmicas estables y adecuadas para la biología humana. Aunque la temperatura no puede alterarse, sí lo puede hacer la sensación térmica a través de las condiciones de humedad. Para controlarlas de forma efectiva se dota de elementos de ventilación particulares: las chimeneas. Se proyectan unas chimeneas dispuestas entre 6 y 12 metros que contribuyen a generar diferencias de presión para tener una ventilación indirecta constante. Estos elementos regulan la temperatura del edificio a través del intercambio de corrientes que usan el sol como elemento de absorción, y, además, permiten eliminar sustancias nocivas para el usuario. Por ello, se les denomina mecanismos de intercambio. Para favorecer la aclimatación se usa un material con densidad suficiente para trabajar con su propia inercia a medida que varía el clima en el exterior. El circuito térmico se completa con serpentines de agua que permiten tener un sistema radiante y refrigerante para el día y la noche.

Con los diferentes usos que se les da, generan un catálogo. Las chimeneas más singulares se ensanchan y cortan en fachada, albergan vegetación que absorbe la reverberación, aporta aromas, regula el dióxido de carbono y favorece la sensación higrotérmica a través de la evapotranspiración y su geometría. En el mismo lenguaje se utilizan chimeneas para los núcleos de comunicaciones o el baño. Las instalaciones quedan integradas en la arquitectura. Existe también un tipo de ventilación específica, la propia de gases nocivos para la salud, los emitidos por la combustión de biogás, para lo que se dispone un mecanismo específico con la tipología clásica de chimenea. Todos estos elementos generan una sección compacta que intercala diferentes programas derivados del cultivo del champiñón. Sin embargo, destacan por ser la propia estructura del edificio. Para ello, su ejecución se realiza in situ en hormigón armado a través de encofrados trepantes que se adaptan a la geometría para evitar un malgasto en los recursos de construcción y poder reciclar y reutilizar el material posteriormente.

En la aclimatación del proyecto también influyen la envolvente y la orientación. La huella de la nave sobre la que se sitúa permite elaborar un análisis de soleamiento con la orientación óptima para el aprovechamiento de la luz solar, girando ligeramente el edificio sobre los ejes norte-sur. La fachada, doble, con lamas semiopacas de policarbonato que se regulan por domótica para evitar la radiación solar directa tiene huecos que permiten la permeabilidad del proyecto en convivencia con el espacio público. La cubierta de arcos ojivales es de policarbonato sobre acero laminado crea un efecto invernadero que apoya el sistema de chimeneas abriéndose cuando la temperatura del interior se eleva para favorecer una ventilación cruzada. El edificio esconde la planta de biogás, que da escala a todo el proyecto. Para disimular su desproporción, se crean líneas de imposta cada 6 m, simulando un edificio de tres plantas para adaptarse a una escala más cercana.


En el interior, las bodegas responden al proceso holandés en el que cada etapa de crecimiento del champiñón tiene unas necesidades concretas para producir cultivos más eficientes. Una vez recogido se divide en dos partes, el producto que se comercia y el desecho que se transforma en biogás y permite la alimentación energética, no sólo de la bodega, si no de su entorno. La planta de acceso alberga zonas estanciales que permiten entender el área a modo de espacio público en el que convive la planta de biogás que actúa como barrera contra los vientos dominantes en invierno. La re-tradición del cultivo del champiñón genera una producción agroalimentaria. Este producto, se cultiva y vende en el mismo edificio a través de la primera planta, un comercio de proximidad que evita transportes innecesarios y acerca el comercio de alimentación a Valdegastea. La planta inmediatamente superior acoge el laboratorio, áreas de investigación del champiñón como apoyo al Centro Tecnológico y acceso a mecanismos de intercambio. La última planta funciona como chimenea solar y alberga parterres creando un espacio de confort climático, acústico y sensorial. Al convertir esta planta en un invernadero, la vegetación aporta humedad, ayuda al intercambio de oxígeno y dióxido de carbono y es un absorbedor acústico como consecuencia de la reverberación de los materiales usados en la cubierta.

Hyphae se convierte de esta forma en un proyecto en el que conviven champiñón, tradición, tecnología y energía.

 

Autor: Noemí Díaz Pérez.
Sitio web: noemidiazperez.wixsite.com/arqdis
Ubicación: Logroño, España.
Universidad: ETSAM – UPM (Universidad Politécnica de Madrid).
Año: 2021