Museo de Historia Natural y Archivo de la Ciudad,

Sauter von Moos

El archivo como “tesoro escondido” de la ciudad se coloca verticalmente en una torre robusta pero noble que está coronada por una logia pública que abre vistas sobre la ciudad, cuya memoria conserva.

Viviendas perimetrales a gran escala, edificios industriales, así como los grandes complejos de las ciencias de la vida dominan el barrio de St. Johann. El nuevo museo de historia natural y el archivo de la ciudad deben aportar un carácter público e institucional al distrito.

Crudo y arcaico como los silos cercanos y, sin embargo, formal y compositivamente sublime como el actual museo en Augustinergasse, el nuevo conjunto genera su fisonomía específica a partir de las complejas interacciones del lugar y el programa. El archivo como “tesoro escondido” de la ciudad se coloca verticalmente en una torre robusta pero noble que está coronada por una logia pública que abre vistas sobre la ciudad, cuya memoria conserva.

Con una “anatomía” estructural completamente diferente, el museo de historia natural está ubicado detrás de una columnata silenciosa y uniforme de pilastras. Los espacios en forma de pasillo caracterizan el interior de esta estructura larga y horizontal compuesta por una estructura de estructura “esquelética” con techos huecos y bidireccionales de “plataforma de agujeros” que contienen las instalaciones mecánicas. Debido a su lógica espacial universal que garantiza un máximo de flexibilidad para el usuario, el museo está protegido hacia las vías del tren por una pared de amortiguación hueca que contiene los servicios mecánicos, mientras que todo su piso superior, relacionado en escala con los paisajes espaciales de un almacén industrial, está reservado como espacio expositivo, que detrás de unas pocas aberturas debe percibirse también como un elemento urbano por la noche.

Verdaderamente un puente entre las dos instituciones, el vestíbulo formalmente neutral sorprende en su interior con un generoso espacio abovedado que ofrece una fácil orientación y distribución del visitante. Por razones de coherencia, en todas las partes de los proyectos conviene venir hormigón rojo para su uso, tanto en el interior como en el exterior. Esto debería – en analogía con la piedra arenisca roja alsaciana de la región – moler todo el complejo y subrayar su significado local, mientras que como un “hilo rojo” ofrece al usuario sentir en cada parte del proyecto la conexión con el todo. En resumen, una estética de ingeniería clásica mejorada debería dar forma al ambiente espacial del lugar y enmarcar como un fondo tranquilo las diversas actividades culturales.

 

Autor: Sauter von Moos
Sitio web: www.sautervonmoos.com
Ubicación: Basilea, Suiza.
Año: 2014
Concurso: Concurso internacional.