Ruinas,

Javier Roig Iglesias

La intención del proyecto vino siempre marcada por un momento en concreto que se repetía mucho en el interior del edificio cuando realizamos la visita. Ese momento era cómo la vegetación, con el paso del tiempo, iba comiéndose el edificio poco a poco e iba ganando terreno.

Lo único que hace este proyecto es acelerar ese proceso de conquista sobre los construido y hacer que el verde invada ciertos espacios, guardando el muro original de Cal Casas, dándole siempre al usuario la sensación de estar en un edificio en ruinas, carcomido por el verde, pero al mismo tiempo habitable y transformado, en este caso en una escuela de música y baile.

De esta manera lo que se consigue es generar un edificio nuevo dentro del mismo edificio original, respetando la misma estructura e incluso utilizándola en estos espacios nuevos, creados a partir de la invasión del verde, para remarcar que lo último que suele quedar intacto de un edificio, con el paso del tiempo, es su estructura.

Estos bocados que se le hace al interior del edificio para abrir paso al verde nos dan, además de la sensación visual que se buscaba desde un principio, una oportunidad para poder iluminar y ventilar estos espacios que antes, quedaban oscuros y poco ventilados debido al ancho de la nave. De esta manera generamos momentos agradables incluso en las zonas de servicio o zonas de paso, transformándolas en zonas dónde los estudiantes puedan sentirse cómodos y socializar entre clase y clase. Sentirse acompañado en todo momento, por una sensación en cierta medida melancólica, de un pasado que aún vive.

Cada sala del mismo edificio, ya sea de música o de baile, intenta relacionarse de manera directa con estos espacios, ya sea a través del mismo nivel de suelo o a través de pequeñas terrazas que se van generando a medida que el edificio crece en altura, haciendo que las salas más grandes y destinadas a contener más alumnado se sitúen en planta baja o planta inferior para simplificar la movilidad. Cada una de las terrazas generadas son un pequeño espacio privado o común, dependiendo de a que programa estén asignadas, para dar la oportunidad a cada alumno de salir al exterior, respirar y disfrutar de estos espacios generadores de verde y luz.

Cada una de estas mordidas que se hacen están conectadas por una pasarela que va siguiendo el río del Llobregat dando la posibilidad de poder moverse por toda la planta disfrutando del entorno de Cal Casas.

En las distintas plantas del proyecto observamos que a parte de estos espacios generados nos encontramos con una perforación diagonal entre la sala de audiciones y la escuela de música y baile, siendo esta la entrada principal del proyecto. Este espacio tiene la intención de adelantar al visitante que es lo que va a pasar en todo momento en el interior del edificio, ya que la vista de este gran hall exterior asignado tanto a la escuela cómo a la sala de audiciones, le dirige la mirada hacía el muro original de Cal Casas invadido por la vegetación.

Finalmente, la cubierta, o también denominada la quinta fachada, era un elemento a tener muy en cuenta, ya que este edificio se sitúa en la falda de la colina al estar en contacto con el río, y esto hace que la primera vista que se tenga del edificio industrial, desde el pueblo que hay situado encima, sea la de su gran cubierta. Esta, acaba siendo rematada, no sólo con las mismas tejas que ya anteriormente utilizaba el edificio, sino también por unas lamas que actúan cómo protección solar para las plantas superiores de la escuela y que, a su vez, le dan cierta continuidad a la fachada y la acaban completando.

 

Autor: Javier Roig Iglesias.
Ubicación: Puig Reig, España.
Universidad: ETSAB.
Año: 2020