Monumenta,

Ezequiel González+Elías Siri

Carga con una simbología muy fuerte sobre lo nómade, un modo de vida que forma parte de la historia de la humanidad desde tiempos inmemorables, que trasladada a la arquitectura funeraria, plantea una perspectiva alternativa de la muerte y la manera como se afronta.

Lo eterno vs lo efímero

“Lo único eterno, es el cambio”
Heráclito de Éfeso

La arquitectura funeraria, asociada directamente al concepto de la muerte, basa su concepción en la idea de eternidad. Esta relación innegable resulta en construcciones pesadas y materialmente perdurables, que responden acorde a la necesidad de albergar los restos humanos, planteando arquitecturas que buscan instalarse para siempre. Si bien es un camino históricamente válido, resulta interesante plantearse un abordaje distinto del problema. En lo efímero se encuentra un nuevo marco de posibilidades; la solidez es sustituida por la fragilidad, la liviandad prevalece por sobre la pesadez y los espacios adquieren límites más blandos y confusos. Estas construcciones no son deudoras de tradición ni intentan dejar huella en el futuro, son humildes y austeras, y son sus características intrínsecas las que permiten pensar en distintos imaginarios para este específico programa, el origen de la propia disciplina arquitectónica nos remonta a un objeto de estas características, el refugio primitivo.


“La carpa”

“Todo refugio parece ser la construcción de un alejamiento temporal y espacial, teóricamente invulnerable (…) El refugio es el último baúl donde una vida cualquiera o toda una civilización se decanta”
Smiljan Radic

La necesidad de un refugio es inherente al ser humano, pudiéndose apreciar en el concepto de la Cabaña Primitiva de Laugier y la descrita por el tratado de Semper (imagen), donde ambos exploran el origen de la disciplina arquitectónica. Esta idea de refugio primitivo del hombre posee arquetipos como la cabaña, ya mencionada, pero también la carpa, un tejido estirado sobre una estructura ligera, la representación de un refugio elemental. Carga con una simbología muy fuerte sobre lo nómade, un modo de vida que forma parte de la historia de la humanidad desde tiempos inmemorables, que trasladada a la arquitectura funeraria, plantea una perspectiva alternativa de la muerte y la manera como se afronta.

Estructura

Con la liviandad y austeridad como premisas se opta por la madera como principal elemento estructural. El proyecto se sostiene por un sistema de pilares tripartitos que se repiten cada 4,8m, conformados por dos pilares verticales: uno principal de 0,30×0,30m y otro secundario de 0,30×0,10m, en los cuales se apoyan las estanterías de urnas; y uno inclinado, de igual sección que el primero, que busca apoyarse en el sustrato exterior y propicia el plano donde se sujeta la envolvente, una lona tensada que termina dándole unidad al volumen. Tanto los pilares inclinados como los verticales principales son rigidizados entre sí por medio de tensores metálicos y las propias estanterías. En cuanto a la cubierta, ésta consiste en una retícula de vigas de madera de 1,20×0,30 que nacen en el nodo de encuentro de los pilares principales sirviendo de esta manera de unión de los cuatro elementos. Los vanos horizontales son cerrados con cojines de ETFE, y es utilizado el lomo de las vigas para colocar la subestructura del sistema y las canalizaciones de pluviales.

Tipología

La propuesta sucede en su totalidad en un único nivel, una planta baja libre que de la única manera que interviene en el terreno es horizontalizandolo. El acceso se da por cualquiera de sus 4 vértices donde la lona se interrumpe y los pilares verticales se suprimen. Inicialmente se accede a una galería techada donde se percibe un cambio de pavimento, un ambiente de leve penumbra enfatizado por el pavimento que transmite una sonoridad singular y advierte al usuario de la consecuente experiencia espacial. Pasado este primer umbral se introduce al espacio principal del urinario, el espacio para las urnas. Estás lo rodean conformando un anillo de estanterías que se encuentra suspendido y arman la fachada interior, a su vez forman parte del pavimento surgiendo rítmicamente en el despiece del mismo. Este gran espacio homogéneo vaciado completamente es interrumpido por dos elementos de características escultóricas: una losa apoyada en el suelo, que sirve de banco y define el espacio destinado a ofrendas, y un muro pantalla, que recibe a los usuarios brindando indicaciones; ambos elementos rompen levemente la rigurosa simetría existente y le aportan escala a ese gran espacio.

 

Autores: Ezequiel González+Elías Siri.
Ubicación: Montevideo, Uruguay.
Universidad: Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo.
Año: 2021