Triclinium,

Alt.Corp.

Una oda al perezoso, escondido en un reino infinito de viñedos. Un lugar de celebraciones perdidas, ya que un lujoso banquete espera a sus invitados.

A menudo pasamos por esos conocidos viñedos. Damos por hecho ese paisaje geométrico, siempre repetitivo, tan recurrente en nuestros viajes que casi se convirtió en un compañero silencioso y algo ausente. Pero hay algo en este tipo de territorio homogéneo que siempre lo hará presente. Un misterio. Una sensación de no poder captar las verdaderas profundidades de esas filas estrechas y aparentemente interminables. Podemos intentar echarles un vistazo, pero solo si nos detenemos y miramos, en una especie de extraña suspensión temporal. Estamos describiendo, por supuesto, el llamado acto de ‘permanecer’. Hoy en día, no estamos acostumbrados a tal ‘actividad’ como si hubiéramos olvidado tales hábitos primordiales. Hay una velocidad contemporánea y una indiferencia hacia nuestro entorno, la gente ya no reconoce la herencia mundana de una vida fugaz. Pero imagina, si quieres, la fiesta más gloriosa. Una fiesta similar a las antiguas, en la que los romanos -quizás incluso los que cruzaban el puente de Mantible sobre el río Ebro- celebraban sus celebraciones. Tan fastuoso banquete, esta vez en nombre de los peregrinos modernos, los que pasan por Viña Lanciano, pueden determinar un lugar donde comer, beber y descansar al margen de la estructura primitiva de la viña.La máxima expresión de este fastuoso banquete se encuentra en el simple acto de acostarse. Esta pausa ceremoniosa seguirá una larga línea de tiempo en la que la cena se llevó a cabo como uno de los momentos definitorios de la vida doméstica romana.


El triclinio se caracterizaba por tres lecti (singular lectus: cama o sofá), llamados triclinares (“del triclinio”), en tres lados de una mesa cuadrada baja, cuyas superficies se inclinaban alejándose de la mesa en unos 10 grados. Colocados en esta posición semi-recostada, uno sostenía la cabeza con la mano izquierda mientras con la derecha recogía los bocados colocados sobre la mesa, llevándoselos a la boca. Este estado reclinado ayudó a los asistentes a la fiesta en sus prácticas festivas hasta el punto de que ocasionalmente se dormían y disfrutaban de una siesta rápida entre platos. Nuestra propuesta canaliza esta forma de ser atemporal y semiconsciente, el que permanece, correspondiente a un yo desapegado, que a veces se pierde en la inmensidad de la viña pero extrañamente anclado al ‘drama’ central del banquete.


Una arquitectura así, dedicada a los perezosos, reside únicamente en aquellos objetos capaces de encarnar tanto la fragilidad de un mueble como la atemporalidad de una ruina. Nuestro objeto, aunque está hecho de paneles de madera, no tiene una estructura auxiliar o secundaria, confiando únicamente en la superposición e imbricación de elementos, como si estuvieran revistiendo un vacío patrimonial, la forma misma del triclinio arquetípico. Sin embargo, esta forma es fiel a su referencia histórica hasta cierto punto. De hecho, dado el perímetro del sitio de 3x15m, el peregrino moderno se encontrará con un artefacto distorsionado; una iteración alargada del mismo, capaz de crear la superficie más grande para el acto ritual de acostarse aún en la configuración básica de los tres lecti. Al mismo tiempo, esta extraña ‘exedra’ marcará nuevas reglas de orientación para aquellos transeúntes, canalizando su atención bien hacia el viñedo, bien hacia el olivo y la encina al otro lado de la carretera, el paisaje agreste en las inmediaciones del río.


Además, es una estructura modular, una serie de artefactos similares capaces de reorganizarse en muchas otras variaciones distorsionadas del arquetipo. Aunque las propias vides proporcionan una buena cantidad de sombra, especialmente para aquellos que se aventuran en sus estrechas profundidades, abrazamos al sol como el único patrón de este espléndido banquete. Como acto de buena fe hacia él, renunciamos a nuestro deseo impulsivo de buscar estructuras que contengan falsos; la apertura palaciega de la viña no debe estar enmarcada por cubiertas erróneas. Así, una colección de sombreros de paja toquilla idénticos brinda la comodidad necesaria a los invitados; un ‘momento madeleine’ que refleja la vida, ahora perdida, en los campos; una sutil referencia a las aberturas trilobuladas que, a su vez, las alberga; un pequeño techo persistente que descansa sobre cada cabeza.

 

Autor: Alt.Corp. (Cosmin O. Gălățianu+Andrei Theodor Ioniță+Cosmin Georgescu+Octavian Bîrsan+Cristian Beșliu)
Sitio web: altcorp.ro
Ubicación: Logroño, España.
Año: 2023
Concurso: Festival Concéntrico.
Premio: Mención.