Atelier Volpe
El proyecto “Vivir en una piedra” comenzó con un cuestionamiento en torno a la relación entre la piedra y el vivir. Esta pregunta “cómo habitar la piedra”, se ha ido convirtiendo poco a poco en “¿podemos habitar una piedra?”
Desde tiempos inmemoriales, la piedra ha sido el material del hábitat del hombre. Primitivamente, el hombre encontró refugio en las cuevas, estas cavidades naturales enclavadas en las laderas de las montañas. Estos espacios oscuros y monoorientados, pero íntimos y protectores, ofrecían refugio del mundo exterior. Así, la piedra siempre ha sido sinónimo de protección. Su grosor y masividad dan al hombre una sensación de seguridad. Además, la piedra tiene unas cualidades técnicas particulares; transporta, respira, filtra y puede almacenar energía gracias a su inercia. La piedra existe, a través de la protección a nivel fenomenológico, y a nivel material, gracias a sus características técnicas. Protege y transporta. Esta dualidad está intrínsecamente ligada al material mismo. En efecto, la piedra es por esencia un material acabado y limitado, y sin embargo se refiere a la noción de permanencia, de durabilidad, la vida pasa, el hombre pasa pero la piedra permanece, es infinita.
La piedra es un material denso y compacto, y para vivir en él el hombre necesita vacío y espacio. Cómo crear este vacío necesario para habitar. Las cuevas, estos hábitats primitivos, son en realidad vacíos, de la materia excavada, por la acción de una fuerza. Esta fuerza en cuestión es el agua. De hecho, el agua tiene el poder de esculpir la roca, de crear un vacío dentro de la piedra, por el fenómeno de la erosión. La erosión es un proceso de degradación y transformación de la piedra. Este proceso conduce a dos cambios principales: la creación de porosidad dentro de la roca y el pulido. Esto se ha traducido espacialmente en este proyecto por el espacio del túnel y el espacio de guijarros. El túnel es un espacio hueco dentro de la piedra que lo atraviesa de un extremo a otro, y en el que uno puede moverse.
El guijarro, con su forma lisa y redondeada, hace referencia a las cavidades curvas de la roca, lo que ofrece espacios tranquilizadores, donde el contacto con el material es agradable. Así, gracias a la acción del agua, vivir en una piedra se hace posible. Su acción, que permite la creación de dos espacios: el túnel y el guijarro son los espacios necesarios para habitar. Un espacio de circulación o el hombre se mueve: el túnel. Y un espacio de vida donde el hombre puede instalarse en el refugio: el guijarro. “Vivir” se define a menudo con la palabra “permanecer”. Y según Martin Heidegger, la palabra permanecer significa “estar contento, poner en paz. La palabra paz significa lo que es libre, y libre significa preservar de daños y amenazas”.
La piedra tiene este poder para preservar a las personas de daños y amenazas gracias a sus características protectoras. Es fácil comprender por qué el primer hábitat del hombre fue la piedra. La piedra permite poner en paz. El proyecto “Habitar una piedra” tiene como objetivo, a través de una relectura del hábitat primitivo de los primeros hombres, crear un lugar habitable para que el hombre encuentre la paz. Siguiendo esta reflexión sobre la relación entre la piedra y el vivir, obtenemos esta piedra que se puede tallar para crear los dos tipos de espacios necesarios para vivir. Esta piedra debe encontrar un lugar para existir o tener lugar y si se puede habitar es gracias a la acción del agua. Por tanto, es necesario encontrar un lugar donde el agua y la piedra se codeen y se transformen. Así es como la Plateau des Lacs, ubicada en los Alpes, entró en el proyecto.
Autor: Atelier Volpe.
Página web: ateliervolpe.fr
Ubicación: Alpes, Francia.
Universidad: Ensa Montpellier.
Año: 2021
Concurso: Building with structural stone 2021.
Premio: Segundo premio.